Star Wars y los arquetipos de identificación
Mucho antes de Jung, el filósofo griego Platón (427-347 A.C.) en su famosa "Alegoría de la Caverna" había elaborado la teoría de las Ideas o de las Formas. Las Ideas Puras son atemporales y trascendentes, extra mentales, perfectas e inmutables y nos permiten reconocer y reproducir los objetos cotidianos pues son patrones universales. El ser humano no tiene acceso a ellas ya que su mundo es sólo una sombra del Mundo de las Ideas.
Con el mito el individuo explica el mundo cotidiano, reactualiza su lazo social y legitima el orden establecido. El arte reproduce al mito en tanto que se vivencia como una transferencia de la consciencia personal. Para Aristóteles (384-322 A.C.) en su obra Poética (Siglo IV A.C.), el espectador halla proyectadas sus propias pasiones en los personajes. Cuando nos involucramos en el periplo heroico de Luke Skywalker y nos conmovemos con la transformación de Han Solo, cuando nos divertimos con la comedia de R2-D2 y Threepio y nos sorprendemos con el carácter de la Princesa Leia, o cuando lloramos por la muerte de Obi Wan Kenobi y nos enfurecemos con la maldad de Darth Vader, sentimos como propios los aconteceres de personajes de ficción. Entonces experimentamos lo que se da en llamar la catarsis, es decir, una purificación emocional, corporal, mental y espiritual. Tras la cual el espectador recupera un estado de pureza. El psicoanálisis freudiano retoma la idea de la catarsis aristotélica para aplicarla en la sanación de las enfermedades mentales a través de la vivencia de un recuerdo reprimido.
Tanto el mito como la obra se conforman de arquetipos muy concretos. Carl Gustav Jung (1875-1961) define a los arquetipos como los elementos universales que componen el inconsciente colectivo de la humanidad. Un sustrato dinámico de complejas figuras cargadas de un alto valor simbólico. El arquetipo funda las experiencias individuales pero también se manifiesta en el arte, los sueños, los mitos y las religiones. Hay una cantidad limitada de arquetipos y algunos forman polaridades como Bien-Mal, Héroe-Villano y Caballero-Princesa. Otros arquetipos son los Magos, los Tontos, los piratas o pistoleros, los Dragones o Monstruos y los Objetos Sagrados. Star Wars, como mito moderno global de la cultura pop, no es ajena a esto, y la perfecta aplicación de los arquetipos junguianos por parte de George Lucas es uno de los temas que tratamos en nuestro último podcast, El Camino del Héroe.
La identificación del individuo opera en relación directa con el estadio del espejo, teoría psicoanalítica de Jacques Lacan (1901-1981), que designa una fase del desarrollo psicológico del niño. Extrapolado al ámbito antropológico y cultural, el arte y el mito activan los complejos mecanismos de la proyección individual. Nos sentimos atraídos por las estructuras simbólicas que responden a nuestra psiquis y a nuestra experiencia personal. Tal como el niño se constituye a través de la mirada de su madre, en el consumo de la obra los espectadores construimos y reforzamos nuestro capital arquetípico. Cuando somos niños inocentes, ingenuos y ansiosos de aventuras nos identificamos con el héroe Luke Skywalker. Si el nuestro es el mundo del adulto realista, seremos Han Solo. Y si somos una joven romántica tal vez veamos a la Princesa Leia Organa como nuestro modelo arquetípico.
Inevitablemente cada espectador se asociará con el patrón simbólico que se acomode a su propia consciencia, a su propia historia de vida. Nada explica mejor la transcendencia cultural de la obra y del artista que el poder de identificación que ejerce sobre el público.